En la Plaza de la Inmaculada se levanta este monasterio, fundado por un grupo de benedictinos que poco después del descubrimiento de los restos del Apóstol se establecieron en el lugar llamado Pignario, próximo a la capilla de la Corticela (hoy integrada dentro de la Catedral), donde celebraban sus oficios. El mayor desarrollo comienza cuando en 1494 pasa a depender de la congregación benedictina de Valladolid. A partir de aquí alcanzarán la riqueza que les va a permitir sufragar las imponentes obras de la iglesia, que constituye, junto a la Catedral, el más valioso conjunto del barroco gallego.
Ss. IX-XVIII. Actualmente Barroco. Fue fundado en el siglo IX por Alfonso II con doce monjes benedictinos, para que cuidaran y dieran culto al recientemente aparecido sepulcro del Apóstol Santiago. La actual construcción pertenece casi en su totalidad a los siglos XVII y XVIII, ya que la primitiva fue derrumbada.