S. XVIII. Neoclásico.
De traza muy sencilla, es obra de Miguel Ferro Caaveiro, revisada por Ventura Rodríguez y terminada en 1784. Las obras fueron costeadas con las limosnas de los devotos de las ánimas del purgatorio. En la fachada neoclásica, las columnas jónicas de orden gigante sostienen un gran frontón. En el centro figura una escultura con las ánimas ardiendo en el fuego del purgatorio y, en la cima, dos ángeles adorando la cruz. La nave es de planta salón con capillas a los lados. Destacan en el interior los retablos de Prado Mariño.