S. XVIII. Neoclásico.
De espaldas a San Martiño Pinario, en la Plaza de San Miguel, se levanta una iglesia del siglo XVIII sin mérito artístico especial. La fachada se debe a Melchor de Prado Mariño. Cuatro pilastras jónicas acanaladas en un gran óculo central animan esta desnuda obra arquitectónica.