"Santiago de Compostela tiene numerosos parques y jardines, pero ninguno están tan integrado con la historia de la ciudad y sus gentes como la Alameda".
Su origen se remonta a la donación de los terrenos a la ciudad por el conde de Altamira, a mediados del siglo XVI.
La calificación de jardín “pacego” le fue dada por su papel de área de esparcimiento y recreo para la ciudad, de la misma forma que son espacios de placer y disfrute los jardines de los pazos gallegos.
El conjunto es rico en monumentos históricos y diversos elementos de interés artístico y en sus jardines se celebran numerosas fiestas locales y actos culturales y populares.
A lo largo del tiempo, La Alameda y sus jardines se han enriquecido con una flora ornamental singular, con un total de noventa especies multiplicada en más de mil quinientos individuos arbóreos y arbustivos, algunos de ellos notables por su edad o su porte o incorporados a las tradiciones populares.