Si hay una ciudad misteriosa, para mi es Santiago. Cuándo cae la noche, sus calles vacías y sin turistas, envueltas en las sombras, la lluvia y la niebla, se convierten en un laberinto fascinante de sensaciones y ecos que intenta reflejar parcialmente la película Trece Campanadas. Tras pasar tres o cuatro meses en la ciudad preparando y rodando esa película, hay algo en ella que ya siempre irá conmigo, porque Santiago es una ciudad extraña que se te mete dentro y se apodera de ti, sin que puedas explicarte exactamente como, porqué y de qué manera. ¿Será, como bromeabamos durante el rodaje, el gas radon que sale de las piedras apoderándose de la voluntad del que lo respira?
Xavier Villaverde
Director de "Trece Campanadas"