S. XVII. Barroco.
Su origen conventual se remonta al siglo XIII, aunque su factura actual es fruto de la reconstrucción barroca, finalizada en el siglo XVII por Pedro Arén.
Cuenta con una peculiar fachada-telón, claro ejemplo del barroco compostelano, trazada por Simón Rodríguez en el siglo XVIII. Al fondo de un pequeño jardín, se esconde la verdadera fachada, más sencilla, que da acceso al templo.
En su interior se conservan un retablo de Domingo de Andrade de 1700 y varios altares churriguerescos.