Acceder a la obra de Antón Lamazares (Maceira, Lalín, Pontevedra, 1954) con el propósito de vislumbrar cincuenta años de dedicación, investigación, estudio y desarrollo de un trabajo es un momento muy especial, porque nos permite acercarnos a la obra de una de las figuras más singulares en el contexto artístico de Galicia, de España, y en constante relación con el mundo. Su ávida curiosidad ha hecho que diferentes geografías le hayan servido para alinear intenciones y propósitos que han ayudado a conformar su obra.
Revisitar es redescubrir, es volver al principio, iluminar de nuevo y hacer resplandecer el propósito que animó el momento primero. Las capas del tiempo se suman a las obras y las explican, ofreciéndonos una observación renovada que permite una valoración más depurada.
Esta exposición es un acontecimiento que, sin duda, propiciará una apreciación actualizada de la originalidad de la obra de Antón Lamazares. Acercarse a su trabajo es experimentar el silencio, formar parte de una constelación maravillosa que nos brinda estados de contemplación e intensifica el goce. Su Alfabeto Delfín encierra una clarividencia, una audaz contribución que nos invita a acercarnos a las formas puras, al dibujo que sustenta la palabra, al registro que se sustancia en materia y nos devuelve gozo. El encuentro que se nos permite con lo excelso proviene de la prerrogativa de poder convivir, disfrutar y contemplar la obra de Lamazares, que es el resultado de la sabiduría y la grandeza de saber rescatar la humildad, la sencillez, el vigor, el coraje, el corazón, el amor, la muerte, la plenitud… en un universo de verdad y silencio.