En palabras de Antonio Murado: "Lo que pinto últimamente se centra en el protagonismo de la figura y cómo ésta ocupa el espacio en el cuadro. Tomo como punto de partida la tradición de los iconos ortodoxos en Bizancio y la pintura mural del protorenacimiento en lo que ya había dejado de ser el Imperio Romano de Occidente.
La imagen bizantina era abstracta y la nueva empezaba a representar la naturaleza tal y como era percibida sensorialmente por el artista. Este segundo planteamiento definiría lo que hoy entendemos por artista pintor mientras que el primero se estancaría en un callejón sin salida que continúa hoy en día y es considerado como una anécdota artesanal."