La frase de Momo, la inolvidable novela de Michael Ende, encierra y resume la filosofía de estas sesiones de juego en familia, donde niños y niñas y personas adultas exploran juntas partiendo de materiales desestruturados y mesas de luz.
Piezas de madera, jirones de tela, palos y piedras, luz y sombra, cabañas y escondites... pueden convertirse en cualquier cosa que imaginemos en esta actividad pensada para favorecer la exploración abierta y autónoma y sacar todo el potencial y posibilidades de los objetos. En definitiva, una actividad para apagar el móvil y dejarse llevar por el juego: libre, sin juicios ni prejuicios, fomentando el desarrollo de la creatividad y el pensamiento crítico.