Debussy abre el programa con una obra que desborda sensualidad cromática, el Prélude à l’après-midi d’un faune, estreada en 1894. El compositor, que detestaba el calificativo de impresionista, se inspiró en un poema de Mallarmé para escribir esta pieza que marca el inicio de la música moderna. Cincuenta años mayor, la buena estrella guió la vida de Liszt: pianista extraordinario, idolatrado y respetado como ningún otro en su tiempo, el Concierto para piano núm. 2 es excepcionalmente moderno y representa un completo tour de force tanto para el pianista como para la orquesta.