El solsticio de invierno, la noche más larga del año, marca el final de la oscuridad y el regreso de la luz. Este momento mágico, celebrado por muchas culturas, significaba el triunfo de la vida sobre la muerte, era un momento de celebración y recogida en el que se colocaba bajo techo un árbol que recordaba al Yggdrasil, el gran fresno de la mitología nórdica, con frondosas ramas de las que cuelgan los Nueve Mundos.
La instalación de Nadal no Gaiás de este año, diseñada por Createctura, propone también una vuelta a los orígenes y, al mismo tiempo, invita a pulsar el botón de pausa en los ajetreos y el consumo incesante que marcan la celebración de estas fiestas y que aleja el foco de lo importante: el disfrute, el tiempo compartido en comunidad y el cuidado al planeta. El "Yggdrasil" del Gaiás quiere ser un lugar para encontrarnos y jugar, olvidándonos de lo material y festejando la vuelta de la luz, y también una invitación a reflexionar sobre nuestra manera de celebrar.