Santiago con vistas al cielo
Al igual que Roma, Santiago de Compostela nació entre colinas. Algunas de ellas pasaron con el tiempo a formar parte esencial del área metropolitana, otras siguen ejerciendo su antigua función de límites y bastiones de la ciudad. Entre todas componen un horizonte urbano sinuoso, de gran riqueza paisajística y son miradores naturales, balcones privilegiados sobre la ciudad.
Desde todas ellas se comprueban además dos realidades que definen a Santiago inequívocamente: la omnipresencia de la catedral y la estrecha relación de la ciudad con su entorno natural.