Santiago de Compostela fue declarada en 1985 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, al considerar que a su belleza urbana y a su integridad monumental se añadían los profundos ecos de su significación espiritual como santuario apostólico y destino del más importante movimiento religioso y cultural de la Edad Media: la peregrinación por el Camino de Santiago.