El año 1657 se puede considerar como punto de arranque del barroco compostelano. La transformación urbana comienza con la reforma de la catedral. Conventos, iglesias y edificios civiles participan de este proceso del que surge el rostro y el perfil urbanos que hoy admiramos. Mientras tanto, siguen los trabajos orientados a convertir la catedral en el nuevo estandarte de la Compostela barroca, que culminarán en la construcción de la fachada del Obradoiro. El episodio que cierra el ciclo barroco en Santiago es la construcción del Palacio de Raxoi, que también configura la plaza del Obradoiro. La obra se inició en 1767 sobre el proyecto del ingeniero Carlos Lemaur, de clara inspiración clasicista.