A la Catedral le puedes dar la vuelta entera para mirar sus cuatro fachadas, cada una con su plaza monumental. En la Plaza del Obradoiro verás la fachada principal, con sus altas torres barrocas, el claustro a un lado y el Palacio Arzobispal al otro, mirándose de frente con el Palacio de Rajoy. ¡Dicen que hay pocas plazas tan bonitas en el mundo!
Siguiendo la larga pared del claustro llegarás a la fachada de Platerías, la única que se conserva de la Edad Media, en la antigua plaza de los plateros, con su bonita fuente de los caballos. Rodeando la Torre del Reloj ya estarás en la Quintana y te encontrarás la fachada de la Puerta Santa… ¡tan larga como el vecino Monasterio de San Paio de Antealtares, cuajado de ventanas! Y finalmente subiendo las escaleras verás al norte la fachada de la Azabachería, en la plaza de los azabacheros o de la Inmaculada, con otro importante monasterio al frente: el de San Martín Pinario.
¡Es un recorrido impresionante! Y lo mejor es que habrás subido y bajado muchos metros porque sin saberlo estás recorriendo la cumbre del monte sagrado del Apóstol… El secreto está en que los arquitectos barrocos le pusieron unas escaleras y unas plataformas estupendas para que no nos cansemos y podamos admirar la catedral desde todos los ángulos.