Fundación: s. XVIII. Estilo: Carmelitano.
Enfrente de la imponente fachada del convento de clausura de Santa Clara se sitúa el discreto y austero convento de las carmelitas descalzas, orden de clausura traída a Compostela por la escritora mística gallega María Antonia de Jesús, en el siglo XVIII.
El convento
La fachada, construida en el s. XVIII en el estilo propio de la orden llamado “carmelitano”, es de gran sencillez y líneas depuradas que le dan un aspecto macizo. Destacan la imagen policromada de la Virgen del Carmen, patrona de las carmelitas.
La iglesia
La iglesia es de planta de cruz latina y su interior remarca la sencillez anunciada en el exterior. Es notable la altura de las columnas que sostienen la bóveda.
El retablo mayor, del s. XIX, es de tendencia neoclásica y está presidido por la Virgen del Carmen. Los retablos laterales están dedicados a Santa Teresa y a San Juan de la Cruz, los fundadores de esta orden.
La iglesia tiene 2 capillas en el ángulo del ábside: una de ellas presidida por la imagen de San José y otra por la Virgen de las Angustias en el momento del “Descendimiento de la Cruz”.
En el muro del evangelio - muro izquierdo - de la capilla mayor se abren el coro bajo, para uso ordinario, y el comulgatorio desde donde las monjas reciben la comunión. El coro alto, en el último tramo de la nave, se utiliza para las celebraciones más solemnes.
Las carmelitas descalzas de Santiago
Además de la vida contemplativa y el ensayo musical para los oficios, las monjas se ocupan de los trabajos domésticos, incluido el cuidado de la huerta y el gallinero, elaboran pan eucarístico para las iglesias de la ciudad, y también objetos litúrgicos para fuera (rosarios y escapularios).
En el convento de Santiago viven actualmente 20 carmelitas (la regla de Santa Teresa permite un máximo de 21 en cada casa).