Atravesando el barrio de San Roque y sus apretadas manzanas de casas, se llega a la Costa Vella, que resulta muy fotogénica desde lo alto de la escalera. La calle está flanqueada por un caserío típicamente compostelano de finales de la Ilustración, en medio de un paisaje verde y con el Convento de San Francisco al fondo. Imprescindible también la vista desde el jardín del hotel Costa Vella.