La lluvia es una bendición para los fotógrafos de Compostela: hace brillar el granito de las fachadas y los empedrados, y da trabajo a las gárgolas en las casas nobles, que manan su caudal bajo el fino manto de agua. Son especialmente fotogénicas las del Hostal de los Reyes Católicos y las de San Martín Pinario.
Cuando escampa, además, los charcos del pavimento reflejan torres, volutas, balconadas y cresterías, como un mundo arquitectónico invertido.