Por la calle de los Pelamios se alcanza el parque de Vista Alegre, resultado de la inteligente adaptación que Arata Isozaki y César Portela hicieron de un xardín burgués a los usos contemporáneos. Tras la recia muralla se descubre la vieja mansión colonial de la Finca Simeón, con capilla y cenador cubierto de glicinias; las estatuas que guardan el camino y un centenario robledo –bello follaje en otoño- en convivencia harmónica con tres edificios contemporáneos: el cubo de cristal del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago, el dado de granito de la Escuela de Altos Estudos Musicais y la espectacular sede de la Sociedad General de Autores (SGAE), estos dos últimos de Antón García Abril. Imposible hacer una única foto…