Si la niebla se tiende sobre la ciudad histórica, emergerán ante nuestros ojos arquitecturas fantásticas, torres iluminadas como barcos fantasmas y sombras misteriosas que no logran conjurar las campanadas de la Berenguela. Entonces será inevitable recordar a Torrente Ballester cuando escribía: ‘Compostela se hace en torno a la campana. La campana lo va creando todo día a día, siglo a siglo, sin más que dar la hora. Y la niebla es el caos de donde la campana va sacando las cosas’.