La Plaza de Cervantes fue, probablemente, el primero de los muchos espacios abiertos que se fue configurando en la Compostela medieval como punto de reunión de la población.
En el siglo XII era conocida como el ‘Foro’, por ser el sitio donde el pregonero leía los acuerdos municipales y las ordenanzas del Arzobispo. Por esta vocación informativa, la calle de la derecha se denomina del Preguntoiro. La esquina la ocupa el edificio del antiguo Ayuntamiento, que estuvo aquí hasta su traslado en 1787 al Palacio de Rajoy.
Posteriormente, al especializarse la plaza en la venta de alimentos y mercancías, adquirió el nombre de ‘Plaza do Campo’, y categoría de plaza principal de mercado. Esta orientación comercial fue motivo del asentamiento en la plaza de la burguesía mercantil más acomodada, como puede apreciarse en las casas que la rodean.
Al trasladarse el mercado a la Plaza de Abastos a finales del siglo XIX, pasó a conocerse como Plaza de Cervantes. En honor al escritor, su busto corona la fuente y nos recuerda que, pese a haber nacido en Alcalá de Henares, el autor de ‘Don Quijote’ era portador de dos apellidos de origen gallego: Cervantes y Saavedra.
Llegado este momento, el peregrino en su camino por la ruta francesa, continuará bajando por la Rúa da Azabachería hasta dar con la Catedral y, por tanto, con la tan ansiada meta, poniendo fin de esta manera a su peregrinación hasta Santiago de Compostela.